En la Argentina todavía no hay una prensa libre”
Entrevista del Cispren al ex director del Herald
El mítico director del Herald durante la dictadura, Robert Cox y su opinión sobre la actualidad de los medios en nuestro país es muy crítica.Descree de los códigos de ética profesional y reivindica la autocrítica y la sanción social.
-¿Cómo ve al país hoy en relación al que le tocó vivir hace 30 años?
-Ha mejorado mucho, en el sentido de que no hay miedo. Está saliendo mucha información, aunque falta mucho todavía. Como periodista de carrera, yo sé lo importante que es una prensa libre. Y todavía no hay una prensa libre, mucho mejor que antes. Esto es una cuestión clave en la Argentina. Porque creo que hubiera sido imposible para los militares hacer lo que hicieron con una prensa independiente y sin censura. Desafortunadamente, los diarios acá han sido cómplices muchas veces con los militares. En parte, eso explica la actitud de Kirchner con la prensa, porque creo que él no tiene confianza en la prensa, lo cual es un gran error, porque la importancia del periodismo es muy grande, como quedo demostrado con el Herald, cuando logramos salvar vidas durante la dictadura. Él tiene que hablar con los periodistas, porque ellos son el puente entre el Gobierno y el pueblo y es muy importante ese puente. Si no, sin los periodistas va solamente desde el Gobierno al pueblo y no vuelve. Lo más importante para el Gobierno es tener una prensa libre, porque ellos dirán lo que pasa. Si no hay conversación, el Gobierno ignora lo que ocurre.
-¿Hoy nota que la actitud de la prensa argentina ha cambiado?
-Creo que ha cambiado, pero hay mucho de aquel tiempo todavía. Porque, por ejemplo, vino un estudiante y me contó que Claudio Escribano, el director de La Nación, les dijo que es necesario tener censura en un diario, que “hay que censurar en un diario”. Eso sigue todavía y hay muchas cosas en la Argentina que vienen de ahí. Yo creía que no podría pasar otra vez, pero pasa. Sin ir más lejos, está el caso de Página 12, que era muy interesante en otro tiempo y ahora está a favor del Gobierno solamente porque le dan avisos. Cuando yo fui con la SIP, ellos fueron muy francos. Nos dijeron: “Ahora es nuestro turno”. Para mí también es difícil entender cómo figuras periodísticas que fueron grandes cómplices en la dictadura, como (Bernardo) Neustadt -un cómplice total- o (Mariano) Grondona, siguen siendo respetados. Yo creo que no es aceptable. Es muy difícil entender como no han sido repudiados por la gente.
-Respecto a la actitud de los medios, hoy se está discutiendo si es necesario que los periodistas cuenten con un “código de ética”. ¿Cuál es su postura sobre el tema?
-Muchas personas están totalmente en contra, porque el gran problema del código de ética es que en cualquier momento un gobierno autoritario puede decir: “Mire, usted ha hecho tal cosa”. Obviamente, en cuestiones de ética es muy difícil decidir. Por ejemplo, los diarios “sensacionalistas” tienen un rol también. Yo creo que la libertad es muy importante y cada periodista debe tener su propio código. Pero tener un código general de ética es peligrosísimo, es como una ley de prensa, ¿no? Una ley de prensa es para que el Gobierno pueda controlar. En Estados Unidos algunos diarios tienen ese código de ética y otros están en contra, por las razones que le estoy diciendo. En la Argentina, recuerdo que el periodista Joaquín Morales Solá dijo: “Hay que hacer una autocrítica”. Pero él debió hacer su propia autocrítica para luego reclamarla a los demás. Yo tengo que empezar conmigo.
También hay otros paralelos de la Argentina con Estados Unidos. Cuando el Gobierno habla todo el tiempo del terror y el terrorismo, la idea es poner a la gente bajo el terror para que acepte cualquier cosa. Eso también pasó aquí, cuando el Gobierno militar atemorizó a la mayoría de la gente con propaganda.
-¿Qué opina sobre la política del Gobierno actual respecto de los derechos humanos en la Argentina?
-Creo que sería muy importante que hubiera una Justicia imparcial y no que se juzgue sólo a algunos y para otros haya amnistía. No hay una Justicia imparcial si no se mide con la misma vara a quien ejerció el terrorismo de Estado y a quién ejercitó el terrorismo contra el Estado.
-¿Considera que actualmente hay justicia en Argentina o sigue la impunidad?
-Obviamente, creo que sigue vigente la impunidad y hay que redoblar los esfuerzos en procura de buscar a los responsables de la muerte de miles de personas. Pero también creo que hubo un gran error de los militantes populares en usar la violencia, ya que eso costó la vida de muchos. Sobre todo porque al principio hubo vías para no usar la violencia. Hubo organizaciones pacíficas al principio y que luego derivaron en el uso de la violencia.
-¿Cree que finalmente se logrará condenar a los auténticos responsables de la violencia que se vivió en la Argentina?
-Habría que ver caso por caso. Como en Chile con (Augusto) Pinochet. Aquí hubo un gran error o una falta de coraje por parte del ex presidente (Raúl) Alfonsín con el Punto Final y la Obediencia Debida y luego la amnistía de (Carlos) Menem. Hay obvias diferencias entre (Ramón) Camps y (Emilio) Massera y aquellos jóvenes que entraron por idealismo en las organizaciones guerrilleras.
-Si le tocara trabajar hoy en Argentina, ¿cuál sería su principal interés?
-La Justicia, sin dudas. Actualmente creo que no hay una gran cobertura de ese tema. Sería muy importante tener corresponsales independientes para cubrir juicios a todo nivel o los casos de la Corte Suprema por ejemplo.
(*) Periodista de Radio Nacional Córdoba
-Ha mejorado mucho, en el sentido de que no hay miedo. Está saliendo mucha información, aunque falta mucho todavía. Como periodista de carrera, yo sé lo importante que es una prensa libre. Y todavía no hay una prensa libre, mucho mejor que antes. Esto es una cuestión clave en la Argentina. Porque creo que hubiera sido imposible para los militares hacer lo que hicieron con una prensa independiente y sin censura. Desafortunadamente, los diarios acá han sido cómplices muchas veces con los militares. En parte, eso explica la actitud de Kirchner con la prensa, porque creo que él no tiene confianza en la prensa, lo cual es un gran error, porque la importancia del periodismo es muy grande, como quedo demostrado con el Herald, cuando logramos salvar vidas durante la dictadura. Él tiene que hablar con los periodistas, porque ellos son el puente entre el Gobierno y el pueblo y es muy importante ese puente. Si no, sin los periodistas va solamente desde el Gobierno al pueblo y no vuelve. Lo más importante para el Gobierno es tener una prensa libre, porque ellos dirán lo que pasa. Si no hay conversación, el Gobierno ignora lo que ocurre.
-¿Hoy nota que la actitud de la prensa argentina ha cambiado?
-Creo que ha cambiado, pero hay mucho de aquel tiempo todavía. Porque, por ejemplo, vino un estudiante y me contó que Claudio Escribano, el director de La Nación, les dijo que es necesario tener censura en un diario, que “hay que censurar en un diario”. Eso sigue todavía y hay muchas cosas en la Argentina que vienen de ahí. Yo creía que no podría pasar otra vez, pero pasa. Sin ir más lejos, está el caso de Página 12, que era muy interesante en otro tiempo y ahora está a favor del Gobierno solamente porque le dan avisos. Cuando yo fui con la SIP, ellos fueron muy francos. Nos dijeron: “Ahora es nuestro turno”. Para mí también es difícil entender cómo figuras periodísticas que fueron grandes cómplices en la dictadura, como (Bernardo) Neustadt -un cómplice total- o (Mariano) Grondona, siguen siendo respetados. Yo creo que no es aceptable. Es muy difícil entender como no han sido repudiados por la gente.
-Respecto a la actitud de los medios, hoy se está discutiendo si es necesario que los periodistas cuenten con un “código de ética”. ¿Cuál es su postura sobre el tema?
-Muchas personas están totalmente en contra, porque el gran problema del código de ética es que en cualquier momento un gobierno autoritario puede decir: “Mire, usted ha hecho tal cosa”. Obviamente, en cuestiones de ética es muy difícil decidir. Por ejemplo, los diarios “sensacionalistas” tienen un rol también. Yo creo que la libertad es muy importante y cada periodista debe tener su propio código. Pero tener un código general de ética es peligrosísimo, es como una ley de prensa, ¿no? Una ley de prensa es para que el Gobierno pueda controlar. En Estados Unidos algunos diarios tienen ese código de ética y otros están en contra, por las razones que le estoy diciendo. En la Argentina, recuerdo que el periodista Joaquín Morales Solá dijo: “Hay que hacer una autocrítica”. Pero él debió hacer su propia autocrítica para luego reclamarla a los demás. Yo tengo que empezar conmigo.
También hay otros paralelos de la Argentina con Estados Unidos. Cuando el Gobierno habla todo el tiempo del terror y el terrorismo, la idea es poner a la gente bajo el terror para que acepte cualquier cosa. Eso también pasó aquí, cuando el Gobierno militar atemorizó a la mayoría de la gente con propaganda.
-¿Qué opina sobre la política del Gobierno actual respecto de los derechos humanos en la Argentina?
-Creo que sería muy importante que hubiera una Justicia imparcial y no que se juzgue sólo a algunos y para otros haya amnistía. No hay una Justicia imparcial si no se mide con la misma vara a quien ejerció el terrorismo de Estado y a quién ejercitó el terrorismo contra el Estado.
-¿Considera que actualmente hay justicia en Argentina o sigue la impunidad?
-Obviamente, creo que sigue vigente la impunidad y hay que redoblar los esfuerzos en procura de buscar a los responsables de la muerte de miles de personas. Pero también creo que hubo un gran error de los militantes populares en usar la violencia, ya que eso costó la vida de muchos. Sobre todo porque al principio hubo vías para no usar la violencia. Hubo organizaciones pacíficas al principio y que luego derivaron en el uso de la violencia.
-¿Cree que finalmente se logrará condenar a los auténticos responsables de la violencia que se vivió en la Argentina?
-Habría que ver caso por caso. Como en Chile con (Augusto) Pinochet. Aquí hubo un gran error o una falta de coraje por parte del ex presidente (Raúl) Alfonsín con el Punto Final y la Obediencia Debida y luego la amnistía de (Carlos) Menem. Hay obvias diferencias entre (Ramón) Camps y (Emilio) Massera y aquellos jóvenes que entraron por idealismo en las organizaciones guerrilleras.
-Si le tocara trabajar hoy en Argentina, ¿cuál sería su principal interés?
-La Justicia, sin dudas. Actualmente creo que no hay una gran cobertura de ese tema. Sería muy importante tener corresponsales independientes para cubrir juicios a todo nivel o los casos de la Corte Suprema por ejemplo.
(*) Periodista de Radio Nacional Córdoba
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