EXITOSO MICRO CULTURAL CON MARIA SOLEDAD RANZUGLIA

Como la Playa, el Mar

El inmenso mar trae de sus bóvedas
azules, dos vidas…                             
Arriban a la costa,
un rosado caracol y una joven
estrella marina secundados por el alba
y un silencio sin medida.


Ahora sus cuerpos laten al pulso del sol;
una brisa celeste seca por vez primera
el aliento, inaugurando una suave respiración…
Atrás ha quedado el oleaje, la estampa salvaje
del agua chocando sus palmas en franca
navegación;
atrás el vientre profundo de algas, la tibia
Silueta húmeda del rostro de Dios,
el vaivén esperado en las noches de luna,
el  hondo misterio de ser, ante calmo destello
marino del sol.

Ahora nada deciden, expectantes sobre la arena,
miran absortos el aire de nubes poblando
a su alrededor, la carrera del tiempo,
sin más contrincantes que el parvo reflejo
de un ausente reloj.

Todo es extraño,
hasta el lánguido sueño en la siesta,
que cual manta de tenues mareas,
en un instante sin vilo, acaeció…
“como en el mar”, dirán sin decirlo,
a coro, de a dos.

Todo es extraño,
hasta el oír de palabras como en el nimio
aleteo del pez volador,
como el cardumen sin dueño, buceando corales
rojizos sin más pretensión,
que ser parte de aquel juego completo
que una vez conoció…

Ahora se mueven por su propio impulso,
el aire espesa sus pasos, hay huellas grabadas
de hoy…
Y al mirar detrás de sus marcas, creerán que hay
muchos llegando bajo el amparo silente del sol…
Pero no ven a nadie y ya la tarde se anuncia
muy pronto en la luz sin fulgor…
“¿Qué será de nosotros cuando venga
la noche sin saber dónde dormirnos, sin son?”
Aferrados a la orilla, temen saltar al vacío calor…
No recuerdan la brisa, rondando en el día como
canto de amor, creen que sus vidas dependen
del ancho horizonte, incierta costumbre al negar
su abundante Destino de gran Creador.

Ha salido una estrella, una red de diamantes
sostiene la lumbre sobre el mar interior…
Ellos en la orilla… esperan.
A lo lejos, se oye una estela
surcando la espuma como un ave de Dios…
Una  mansa ola arriba a sus pies de arena
reseca, abriendo el regreso al Vientre de Algas,
al Calmo silencio de un cielo Mayor.

Cuando  el tiempo madure sobre las mareas,
una joven estrella y un caracol, dirán que han soñado
una vida, que han latido en el aire un pulso sin voz
y que han despertado a lomo del viento,
hundiendo el regreso, a un fondo sin
peso, sin huellas ni marcas distantes de Dios.

Cada aleteo de algún pez naranja, será una sonora
palabra oída en el aire del Sol y una sonrisa de ángel
nocturno, sabrá lo que digo…
La Vida es un ancho paseo por un sueño veloz.
La Vida no tiene secretos, el mar y la playa,
son continuas mareas de luces
hundiendo el reflejo en un gran Canto de Amor.

                                                  

                                              María Soledad Ranzuglia
                                                                La Cumbre, 2012

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