En Cineclub: La vida sublime, de Daniel Villamediana

3 de agosto, a las 20.30hs en cine Berti

Empieza el mes y el cineclub sigue. Cinco películas, buenas propuestas, otro cine.
Mañana vamos con un film español exhibido en el Bafici, San Sebastián y otros festivales. Creo que es una buena propuesta, una película bella, alegre, profunda. Y antes va un corto excepcional de Peleshyan.


LA CUMBRE: EN EL CINE LUIS BERTI, BELGRANO 470

3 de agosto, a las 20.30hs:

La vida sublime, de Daniel Villamediana, España, 2010

90’/ ATP

Cortometraje: Fin (8’), de Artavazd Peleshyan, Armenia, 1993

En la segunda película de Villamediana, el protagonista (primo del director) decide emprender un viaje identitario que implica viajar hacia el sur (de España) siguiendo el itinerario pretérito de un mítico abuelo republicano y anarquista, tal vez torero y un gran peleador, capaz de comerse 90 sardinas, entre algunas de sus proezas. Después de un vistoso travelling panorámico sobre los campos españoles, el joven viajero dialoga con un amigo de raza amarilla sobre el misterio de la identidad. El español insiste sobre las raíces y el pasado; el chino, que dice haber nacido de un huevo, más bien se inclina por la contingencia y lo volátil de la existencia simbólica. Ese diálogo ya anticipa la forma cinematográfica elegida: una interacción entre paisaje y subjetividad, y un camino a seguir, el del abuelo, en el que el primo irá intentando cotejar a través de diálogos casi socráticos con familiares, amigos y conocidos la verdad (o el mito) de una figura clave y ancestral en la exploración personal del protagonista (y del director). Amable y divertida, el concepto de lo sublime tiene aquí un uso más cercano al de Longino que al de Kant: la belleza del mundo no se puede racionalizar del todo, aunque lo sublime no es el tema excluyente del film sino la (re)construcción de la memoria íntima, nacional y cinéfila, pues aquí se discute desde un film que Erice jamás llegó a rodar hasta el lugar de los españoles en la Historia y los límites del anarquismo, y cuando no se habla, nadar en el mar, pasear y devorarse casi un centenar de sardinas alcanzan para justificar el paso del tiempo. (Roger Koza)

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