Cineclub: Ciudad 24, de Jia Zhang-ke, China, 2008

18 de agosto, a las 20.30hs EN EL CINE LUIS BERTI
Este miércoles hay doble función: a las 18.15hs, vamos con Raymundo, un documental de la dupla Ardito y Molina sobre el realizador Raymundo Gleyzer. Es conmovedor y políticamente radical. Luego va mi película preferida del mes: 24 City, de Jia Zhang-ke. Entender China, es entender el futuro.

Ciudad 24, de Jia Zhang-ke, China, 2008

106’ / ATP

Cortometraje: Guernica (13’), de Alain Resnais y Robert Hessens, Francia, 1950

FUNCIÓN ESPECIAL: a las 18.15hs: Raymundo (127’), de Ernesto Ardito y Virna Molina, Argentina, 2002 *

Este soberbio y conmovedor documental, de uno de los grandes maestros del cine contemporáneo y figura rutilante de la Sexta Generación del cine chino, no es otra cosa que un intento de retener la memoria histórica y política de un tiempo ya acontecido (la China maoísta) en el discurso y experiencia de sus protagonistas (los obreros de una fábrica). El traspaso de las tierras de la vieja fábrica 420 de Chengdu, alguna vez centro de fabricaciones militares en donde trabajaban 30.000 operarios, ahora plataforma de un futuro complejo privado habitacional moderno, le sirve al “sismógrafo” Jia para documentar la instauración de un nuevo estilo de vida. “El socialismo chino como experimento ha concluido en su costado económico”, dice el director y agrega: “Lo que estoy enfrentando es la memoria de aquel experimento y los modos en los que afectó la vida de los trabajadores”. Mientras los entrevistados (la mayoría ex-operarios de la fábrica) reviven oralmente la Historia, Jia registra la demolición paulatina de una arquitectura cuyos cimientos son manuscritos indirectos de otro tiempo. El devenir capitalista de China se percibe tanto en las trasmutaciones edilicias como en la conducta de sus personajes, sobre todo en quienes pretenden ser entrevistados pero que en realidad son actores reconocidos interpretando a hijos de operarios. Joan Chen, por ejemplo, encarna a una mujer soltera de Shangai cuyo apodo coincide con el nombre de un personaje de un film interpretado por la misma Chen. Jia filma los espacios como entes animados; la música revela el ánimo de distintos períodos (cuerdas para el pasado, música electrónica para el presente); los rostros y los cuerpos expresan un código lejano. Así, los planos iniciales en los que se ven los rostros de cientos de operarios en una ceremonia denotan los vestigios del colectivismo de antaño; los planos finales en los que la figura de Zhao Tao prevalece son su respuesta dialéctica: el rostro de esa mujer de negocios condensa un fenómeno reciente, el individualismo extremo, una modalidad de subjetividad inimaginable en tiempos en los que el bienestar personal (y privatizado) detenía la marcha de la Historia.

 

 (Roger Koza)


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