\"A veinte años, Luz\", el libro de Elsa Osorio
El comentario de Norma Morandini
Se da la paradoja de que esta novela que ha sido traducida a todos los idiomas, que se utiliza para enseñar sobre la Argentina en paÃses tan ajenos como pueden ser los nórdicos, que fue ofrecida como regalo a todos los estudiantes secundarios de Roma por su alcalde, llega recién ahora hasta nosotros.
Es probable que mientras el pasado siga concitando ira o temor, resulte difÃcil ver como ficción literaria la que es nuestra más dolorosa tragedia.
Pero también es cierto que para que los dolores sean más soportables debemos ponerlos en una historia o hacer una historia sobre ellos, como decÃa la escritora Karen Blixen. Por eso, los mejores relatos sobre lo que nos sucedió no los encontraremos en la historia sino en la literatura o en el cine. Las novelas y las pelÃculas que al narrar las vidas individuales desnudan la verdad interior de una sociedad que un dÃa se desquició. Pero para dominar el pasado, si es que algún pasado se puede dominar, antes
debemos reconocernos en el dolor para poder agradecer a aquellos que escarbaron en su propio dolor para ofrecernos una verdad histórica que nos relata. Por todo eso, les pido que lean y ayuden a caminar a esa Luz, que nació del horror y hoy, como todos los HIJOS, corporizan la memoria.
Pero también es cierto que para que los dolores sean más soportables debemos ponerlos en una historia o hacer una historia sobre ellos, como decÃa la escritora Karen Blixen. Por eso, los mejores relatos sobre lo que nos sucedió no los encontraremos en la historia sino en la literatura o en el cine. Las novelas y las pelÃculas que al narrar las vidas individuales desnudan la verdad interior de una sociedad que un dÃa se desquició. Pero para dominar el pasado, si es que algún pasado se puede dominar, antes
debemos reconocernos en el dolor para poder agradecer a aquellos que escarbaron en su propio dolor para ofrecernos una verdad histórica que nos relata. Por todo eso, les pido que lean y ayuden a caminar a esa Luz, que nació del horror y hoy, como todos los HIJOS, corporizan la memoria.
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