La revolución desde el escenario

A 50 años de la muerte de Bertolt Brecht

El poeta y dramaturgo alemán Bertolt Brecht, de cuya muerte se cumplen hoy 50 años, es todavía sinónimo de innovación teatral, pero también de figura vapuleada por los avatares y la instrumentalización política.

No fue un personaje acomodaticio, ni siquiera para el régimen de la Alemania comunista, que lo encumbró como artista nacional, y en su biografía confluyen los ideales revolucionarios y el donjuanismo.

La canciller Angela Merkel, crecida en la República Democrática Alemana (RDA), recordaba estos días en una entrevista en el diario Die Welt que para ella fue una “lectura obligada” en la escuela, como arquetipo del intelectual que eligió el Este, de regreso del exilio.

Se preguntaba Merkel si Brecht no habría estado entre los que huyeron de la RDA, de no haber muerto el 14 de agosto de 1956. De haber vivido la construcción del Muro, el 13 de agosto de 1961.

Para la jefa del Gobierno, que vivió el “encierro” comunista, esos pensamientos no ocultan el vigor e intensidad de su obra.

Su antecesor, Gerhard Schroeder, socialdemócrata y, en sus tiempos, unos de esos jóvenes del otro lado del Muro que sí leyeron con pasión a Brecht, eligió el Mackie Navajas de su Ópera de los tres centavos para amenizar su despedida del poder, en 2005.

Lectura obligada, por un lado, poeta fascinante, por el otro. Autor de piezas antibelicistas, como Madre Coraje y sus hijos; anticapitalistas, como la citada ópera; antihitlerianas, como la Resistible ascensión de Arturo Ui; o el Galileo Galilei, cuyo enfrentamiento con la Iglesia refleja su relación con el poder.
La Voz del Interior

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