PERSONAJES DE LA CUMBRE
Páginas Históricas de La Cumbre por Francisco Capdevila
La Cumbre no ha escapado a la regla de tener entre sus habitantes a personajes simples y sencillos pero que han marcado a la sociedad que los recuerda con cariño pues en cada uno de ellos, en su primitiva concepción de la vida, siempre anidaba parte de la niñez que vamos perdiendo.En la foto: Amadeo Sanchez
Muchos nombres han quedado en el olvido, solo se los recuerda por sus apelativos, uno de ellos Tatayo, un hombre de edad indefinida, solía trabajar con la familia Mateos, como peón de carga y descarga en su verdulería, recorría caminando siempre rápido las calles de La Cumbre con una frase ininteligible que sería “a la carera, a la carera”. Además no soportaba que alguien le dijera Rosario, posiblemente su nombre. En sus últimos años en nuestra localidad, trabajaba de changarín en la Terminal de Ómnibus. A veces le pedían que bajara alguna valija de los colectivos y no tenía mejor idea que vaciar toda la bodega del ómnibus y altas pilas de equipajes solían quedar en los andenes de la terminal, algunos chóferes se daban cuenta recién cuando arribaban a Capilla del Monte.Con muchos turistas solía dar largas caminatas mientras les llevaba el equipaje en la mayor parte de los casos se hospedaban en el Hotel Palace, pero luego de extensos rodeos invariablemente terminaban desconcertados en la estación, aunque el hotel estuviera en las cercaníasDicen que un pariente lo llevó a Buenos Aires, donde murió de pena lejos de su Cumbre natal.Otro fue Vicente, cafetero en la década del 40 y 50 en el bar La Perla, la palabra carajo no se le caía de su boca, pero era muy respetuoso y aún más en los velorios, pues no faltaba a ninguno, fuera pobre o rico, conocido o desconocido. Podríamos decir que fue un abonado en cada velorio donde se quedaba toda la noche sentadito con su flaca humanidad de piernas huesudas y murmurando cada tanto, “pobre carajo”.Paradójicamente cuando falleció nadie fue a su velorio y entierro, y la mayoría ni sabe donde está su tumba en el cementerio local.El negro Picho, era otro personaje solía andar siempre por el centro de La Cumbre, en su juventud dicen fue un basquetbolista de excepción, luego el alcohol lo llevaría a la ruina. Siempre se jactaba de estar emparentado con vecinos adinerados de La Cumbre y hay una anécdota que dice que una vez en la comisaría local llega un jefe policial y pregunta al sujeto que estaba en la guardia donde se encontraba: el comisario, salió – dijo el hombretón – ¿el sargento?, también salió, volvió a responder; ¿y el agente?, increpó el policía, salió con el comisario y el sargento. Visiblemente molesto el visitante espetó: y usted... ¿Quién es?: el preso - respondió el sujeto que era el negro Picho.Después de su muerte uno de sus perros, (tenía varios) vivió muchos años en la comisaría local.En el barrio Argentino Amadeo fue un personaje querible, siempre solo haciendo mandados a vecinos y apurando algún trago de vino en las despensas boliches. En las siestas su borrachera se transformaba en alegres risas, mientras caminaba como podía por la avenida San Martín, aún en ese estado era muy respetuoso. Por muchos años pernoctó en el galpón del matadero. Tal vez no murió de frío como su hermano, porque tenía vellones de oveja como sabanas. En su precariedad siempre se lo veía limpio y afeitado, tal vez obra de la familia Salguero que lo quería como un pariente más.Uno de los últimos representantes de estos personajes fue sin duda Albertito, siempre montado en su bicicleta, con impecable vestimenta. Su edad biológica no se condecía con su edad mental, era un eterno niño casi adolescente. Trabajador como pocos y honesto como ninguno. Los comercios del centro pueden dar fe de ello. Su trágica muerte, atropellado por un auto en la ruta, sumió en el dolor a muchos vecinos. Fue un personaje muy querido en nuestro pueblo. Personajes al fin...Todas estas personas vivieron en La Cumbre entre la segunda mitad del siglo pasado y algunos como Albertito su muerte es muy reciente, del año 2006.Pero no terminaron allí los personajes, todavía camina a paso rápido una viejecita que muchos chicos llaman “chancleta veloz” o “La Ligerita” de apellido Heredia, también su nombre está en el olvido. Educada a veces con quien le da alguna ayuda en comestibles y mal hablada en otras cuando se le niega algo o se ríen de ella. Habla a los gritos y aún hasta hace poco tiempo era posible verla transitar las calles de La Cumbre, aunque en la actualidad está protegida y cuidada en el Hogar de Ancianos Arturo Costa.
Parece que fuera el último personaje, pero seguramente vendrán otros. La historia de La Cumbre, seguirá nutriéndose de ellos, se los recordará en anécdotas, aún sin nombres, pero como un sello distintivo que tiene cada pueblo.
Foto 1: Amadeo Sánchez, un personaje muy recordado en barrio Argentino.
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Muchas gracias por esta nota!!! es hermosa realmente. Recordar algunos de los personajes de La Cumbre tan apreciados y bien recordados por todos. Tuve la dicha de poder conocerlos a todos y si el Negro Picho me sabia contar mi mamá cuando ella viv