El Holocausto no es un género de Hollywood

LA CUMBRE: EN EL CINE LUIS BERTI, BELGRANO 470

14 de julio, a las 18.45hs: El Holocausto no es un género de Hollywood

Sobibór, 14 de octubre de 1943, 16 horas, de Claude Lanzmann, Francia, 2001

95’ / ATP

Un documental de Claude Lanzmann sobre la insurrección judía en un campo de concentración polaco. Yehuda Lerner, uno de los prisioneros que cerró el campo de concentración, tenía sólo 16 años, pero en ese entonces ya había escapado en ocho oportunidades de un campo de concentración ruso; Lanzmann ya lo había entrevistado en su monumental Shoah (1985) pero luego decidió que este relato merecía una película exclusiva. Es claro que aquí se prioriza el levantamiento como una objeción a la usual acusación sobre la poca resistencia judía ante los nazis (Hannah Arendt omite este incidente en Eichmann en Jerusalén), de tal modo que no sorprende que el testimonio de Lerner culmine en un extenso recuerdo sobre el asesinato triunfal, usando un hacha, de dos soldados alemanes. La metodología de la película es prácticamente idéntica a la de Shoah: el relato de Lerner es traducido del hebreo al francés y luego subtitulado en español, y algunas veces Lanzmann ilustra su discurso con algunos planos actuales de los lugares en donde ocurrió todo. (Jonathan Rosenbaum)

20.30hs: Godard en foco

Hélas pour moi, de Jean-Luc Godard, Francia, 1993

78’ / ATP

Cortometraje: París en el alba (10’), de Johan van der Keuken, Holanda, 1960

La película más espiritual de Jean-Luc Godard es también su película más opaca. Pero la belleza de este trabajo es a menudo conmovedora, y prefiero escuchar a Godard rumiando sobre sus temas favoritos que tener que escuchar a Spielberg dirigiéndose a media humanidad. Las dos referencias principales son aquí Giacomo Leopardi (1798-1837) y el mito griego sobre Zeus haciéndose pasar por Anfitrión y poniéndole los cuernos, según la mirada de Jean Giraudoux y otros –en ambos casos todo gira en torno a la injusticia cósmica y a la relación entre la guerra y el amor. Gérard Depardieu encarna la figura de Anfitrión, y Zeus es una voz ronca que se escucha en la banda de sonido, lo que remite ligeramente a la voz del ordenador en Alphaville. También he podido detectar referencias a Kierkegaard, a Confesión de Alfred Hitchcock y a De la nube a la resistencia y Antígona de Straub-Huillet. A pesar de su poesía hermética y su misticismo esotérico, el film tiene cosas para decir acerca de los bombardeos en Bagdad y las matanzas en Bosnia. (JR)