Una historia de amor‏

Cineclub con los ojos abiertos, en Cine Berti

7 de julio, a las 20.30hs: Párpados azules, de Ernesto Contreras, México, 2006 Cortometraje: Charleston (22’), de Jean Renoir, Francia, 1927 El travelling inicial ya es un buen augurio, en esta ópera prima de Ernesto Contreras en donde el joven director mexicano se desmarca completamente de la típica comedia

romántica latina y hace una apuesta riesgosa en materia formal para contar una historia de amor, o mejor dicho, para componer un retrato de la soledad metropolitana. Así, en Párpados azules, dos solitarios y asalariados se encuentran azarosamente a partir de un concurso en el que uno de ellos gana un viaje a un hotel en la playa con todo los gastos pagos, pero no tiene con quién viajar.

El viaje es un pretexto de conocimiento y reconocimiento entre un hombre y una mujer que pueden haber compartido hace mucho tiempo la escuela secundaria, pero a los que hoy solamente une el desamparo y el (des)ánimo de amar. Contreras es un director delicado. Los movimientos de cámara son parsimoniosos, la música discreta, los diálogos mínimos pero precisos, la iluminación naturalista, las interpretaciones contenidas aunque esencialmente expresivas (véase la gestualidad casi bressoniana en la escena del baile o de sexo).

En un pasaje secretamente glorioso los protagonistas van a una plaza. Ella tocará un mantel en el suelo mientras conversan, sin ninguna razón aparente. Es un gesto desprovisto de cualquier motivación narrativa. El sol, luego, se entromete en el encuadre mientras las hojas de un árbol titilan. En este tipo de secuencias se puede constatar la huella de un cineasta, alguien capaz de capturar algo del mundo que resulta esquivo a la mirada cotidiana y que excede el imperativo narrativo del cine, imperativo que no define su esencia.

 

 (Roger Koza)

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