Artistas de la zona exponen en Capital

Entre ellos, Estela Marcos, Silvia Cerino
El género aforístico es tan difícil como peligroso. Alejandro Lanús, sin amilanarse, optó por aquello que recomendaba Melville en el sentido de que para escribir un gran libro es preciso tener un gran tema; diría, en este caso, un gran género, una vertiente literaria y filosófica ambiciosa. 
Y salió vencedor, sin caer en el facilismo y la obviedad que tantas veces menoscaban y abaratan el aforismo, convirtiéndolo en una suerte de frase hecha, de énfasis seudo poético y seudo filosófico.

Este libro vale tanto por su escritura, pulcra, elegante, sobria, conmovedoramente genuina, como por su osadía. Porque el intento de Lanús no resulta servil: no pasa por seducir al lector entregándole lo que ya espera sino al revés: lo interpela, lo inquieta, lo molesta a la manera del tábano de Sócrates. Y el lector termina advirtiendo que salió ganando con lo imprevisto, enriqueciéndose con nuevas tomas de conciencia, compartiendo esa fascinación de no dar nada por obvio y adentrándose en las grandes cuestiones de la vida y de la muerte, de la soledad y de Dios.

Fernando Sánchez Sorondo       



El aforismo -un género difícil por su engañosa facilidad- requiere don poético y la lentitud de una meditación que se parece mucho al añejamiento. Pero también es un discurso impaciente por arribar a un cierre ingenioso o a una síntesis definitiva.

Todos estos rasgos están presentes en los bellos textos de Alejandro Lanús. Sus aforismos conmueven porque son heridas del pensar, pulsaciones de una verdad esquiva que nos pone ante umbrales que se abren ante todas las direcciones. Pero ellas convergen finalmente en un solo centro:  el ahondamiento y la exploración de uno mismo.

Víctor Massuh


Asombrosa madurez, fina sensibilidad, hay en estos aforismos de Alejandro Lanús. Más allá de las breves pero hondas verdades que en su mejor expresión ofrece el género, Umbrales conmueve por su visión poética y un lenguaje inspirado, siempre acorde con cada uno de sus temas.

Vlady Kociancich


Umbrales sólo para tomar un impulso poético. Este impulso lleva a la supresión de todo obstáculo verbal, dejando a las palabras libres de artificios o vagas significaciones.

Umbrales también para ascender y vencer los riesgos del sentido superficial del lenguaje, que en este libro busca el lugar de la comunicación con los más exigentes recursos del género aforístico, que son la transparencia y la verdad última como un destello misterioso del pensamiento.

Alejandro Lanús asume esta etapa de su creación, conociendo las experiencias de las “Voces”, de Antonio Porchia, y la antigua tradición de la escritura oriental del despojamiento, como vehículo esencial de una cultura que se resiste a ser arrasada por las retóricas o los arbitrarios hábitos literarios.

Estos Umbrales, pues, representan el movimiento y el camino hacia las raíces del idioma, con la más viva y sorprendente búsqueda de belleza.


Alberto Luis Ponzo

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