"Es una semana con muchas pelÃculas que no he pasado nunca en La Cumbre"
Larga la 2º semana de la muestra de cine independiente
"Sugiero no perderse ninguna, pero si me exigen una recomendación, Soldado de papel y El largo día acaba, son inevitables, aunque la adaptación lúdica,lúcida y lucida de Kluge de El capilta de Karl Mar en Noticias de la antigüedad ideológica. Pero todas son muy buenas." Canal 11 te brinda la programación
SEGUNDA SEMANA
MIÉRCOLES 13
15.40hs: Radicales libres
El canto de los pájaros, de Albert Serra, España, 2008
98’ / ATP
Cortometraje: Van Gogh (18’), de Alain Resnais, Francia, 1947
Primero fue El Quijote, ahora la pieza elegida es más bien una fábula, la de los Reyes Magos, aunque nuestro antropólogo de Marte parece querer entender cómo opera en nuestra especie la necesidad de creer, y por ahora ha elegido como fondo el Cristianismo. Los primeros 20 minutos de El canto de los pájaros son magníficos. Van los Reyes Magos caminando y luego descansan, a veces juegan y nadan, mientras esperan algún guiño vertical del Altísimo. En el peregrinaje tendrán que tomar decisiones. Después aparecen José, María, un bebé y una cabra bebé. Dicen pocas cosas, pero todo pasa por una espera pletórica de sentido, en algo que puede parecer sin sentido. La estadía de los reyes magos en el hogar de José será breve. Hay que llegar a Egipto. El canto de los pájaros remite a un tiempo en donde creer no implicaba una autoconciencia de creer (saber que se cree). Sin primeros planos, cada encuadre privilegia los paisajes y los grupos humanos. Son los hombres que viven en la tierra y tienen un cielo. Un plano contrapicado bajo el agua muestra a los reyes nadando. Podría durar horas. Los momentos cómicos se predican del absurdo y la repetición; también de la interpretación de los sueños. Así pasan los minutos, y la película finaliza con un plano general en el que en su profundidad los reyes se abrazan como si hubieran encontrado algo milagroso. Apenas se ve, porque cromáticamente el gris difumina los cuerpos en la lejanía. Las noches en blanco y negro y el desierto de El canto de los pájaros son inolvidables. (Roger Koza)
18.00hs: Retratos
*El enigma de Cristóbal Colón, de Manoel de Oliveira, Portugal-Francia, 2007
75’ / ATP
Mediometraje: Niños (44’), de Terence Davies, Reino Unido, 1976
No resulta nada fácil decidir qué clase de film es El enigma de Cristóbal Colón. ¿El desentrañamiento de una nacionalidad? ¿Una búsqueda personal a través de la ficción? ¿El mapeo de un (nuestro) devenir civilizatorio? ¿Una formidable lección de puesta en escena? ¿Un testamento fílmico más en la historia del cine, por parte de alguien que se niega a ser “momificado” dentro de ella? ¿Una pizca de orgullo lusitano? Oliveira nos muestra el tránsito de la existencia, las acciones de los hombres, las preocupaciones que los llevan a peregrinar por el mundo: el colonial, el de la posguerra europea, el de hoy. Pero éste es el film de un realizador que acaba de cumplir cien años y que nos instala en la bruma de un Manhattan adivinado por el esqueleto de un puente a través de la ventanilla de un auto. Allí trabajará y estudiará medicina Luciano, desde allí regresará a Portugal solo y allí volverá casi cincuenta años después. La niebla de un tiempo ya ido, que no permitía ver la Estatua de la Libertad, ha dado paso al luminoso contrapicado de unos edificios que hoy no “pueden” dejarse ver, y de una estatua a la que es preciso despojar del lugar (físico) simbólico que ocupa. Sólo basta una poesía para apropiarse de esa idea, de ese lugar. Esa poética no sólo está en los versos que Silvia (la esposa de Luciano, la esposa de Oliveira) rememora en el periplo de ambos por el interior de Portugal tras las huella de El Navegante, en la extática exploración de museos, iglesias, fortificaciones y abadías, en saber que el saber “ayuda a comprender”, y en la certera presunción de que un sextante es –debería ser– el paralelo anticipatorio de un navío espacial. Está también en la conmovedora secuencia de dos ancianos en los que aún perdura el amor. Uno de los últimos planos del film es el de Luciano (el propio Oliveira) abriendo la puerta del auto para que suba Silvia; es el mismo gesto de cuando iniciaban su luna de miel. El coche puede ser más moderno, con otros tonos de colores, y posiblemente se deslice un tanto más suave que el de hace un tiempo atrás. Pero sigue siendo un vehículo de transporte, algo (una herramienta) que puede ser utilizado para escapar, para correr, para aturdirse, para llegar a un destino, o simplemente para recorrer un camino. Es muy agradable saber que alguien puede abrirte la puerta del coche para que te sientes y te acomodes confortablemente, que va a sentarse a tu lado conduciendo, y que, si uno sabe mirar hacia el frente y hacia los costados e imaginar lo que no se ve detrás, puede ser el inicio de una clase diferente de viaje. El cine es el vehículo del director portugués Manoel de Oliveira. (Fernando Pujato)
20.30hs: Horizontes contemporáneos
Alexandra, de Alexander Sokurov, Rusia, 2007
96’/ +13
Cortometraje: Gauguin (14’), de Alain Resnais, Francia, 1950
Alexandra bien se podría llamar “La abuela y el nieto”, y sin duda se alinea con títulos precedentes de Sokurov, como Madre e hijo y Padre e hijo, aunque este film es más accesible (y político), como también menos experimental que aquéllos (y tan poético). Una solitaria mujer de 81 años (interpretada por la cantante de ópera Galina Vishnevskaya, esposa de Rostropovich) visita a su nieto en un campamento militar en Chechenia. En su estadía Alexandra no solamente acompañará a su nieto, con el que discutirá esa herencia machista y chauvinista representada por el ejército ruso y por toda su familia, sino que hablará con otros soldados e incursionará en el territorio del enemigo. Como en la mayoría de las películas del realizador, hay un atmósfera onírica que atraviesa la totalidad de la trama: la orquestación de Andrei Sigle difumina sonoramente un remoto sentimiento de grandeza y los claroscuros de Sokurov subliman el absurdo de la premisa: una abuela rodeada de soldados. A través de tres inserts Sokurov materializa, literalmente, los pensamientos de la abuela, su vida íntima, pero ella es, además, una especie de encarnación metafórica de Rusia con un legado específico: “La fuerza no reside en las armas”. (RK)
22.30hs: Clásicos para un canon
*El largo día acaba, de Terence Davies, Reino Unido, 1992
85’ / +13
Cortometraje: Madonna y el niño (24’), de Terence Davies, Reino Unido, 1980
La culminación de 1992 de la segunda trilogía autobiográfica de Terence Davies no podrá alcanzar las sublimes alturas del primer y segundo capítulo (que comprende Voces distantes, vidas tranquilas), pero sigue siendo su película más poderosa, y quizás más grandiosa, un tipo de obra que puede renovar nuestra fe en las películas. La tercera parte presenta las crónicas de la vida del director en una Liverpool bien característica de la clase trabajadora, entre sus 7 y 11 años, un período que comprende los años 1955 y 1956, pero Davies no se concentra tanto en el argumento o la memoria como suele entenderse sino más bien en las emociones y la conciencia subjetiva. La música, la iluminación, los elaborados movimientos de cámara y las bandas de sonido de otras películas son los elementos que utiliza para relacionar con lugares centrales como el hogar, la calle, la escuela, la iglesia, el pub y las salas de cine. Davies enfatiza las continuidades y las discontinuidades entre los lugares y las emociones que éstos evocan, creando un sentido consistente de irradiación y transfiguración religiosa. Lo que Davies consigue con unos compases de “Tammy” en una de las secuencias que transmiten un clímax y con el movimiento a la deriva de las nubes en otra secuencia clave paga la entrada. (Jonathan Rosenbaum)
00.30hs: Horizontes contemporáneos / Radicales libres
*El límite del control, de Jim Jarmusch, EE.UU-España-Japón, 2009
116’ / +16
Cortometraje: Macho (3’), de Osamu Tezuka, Japón, 1962
El undécimo filme de Jim Jarmusch es una meditación filosófica, un thriller abstracto, un ensayo sobre los paisajes urbanos y naturales, una declaración política (y poética) y una toma de posición sobre el cine. Un supuesto asesino (Isaach De Bankolé) tiene una misión imprecisa en España. De Madrid a Sevilla se encuentra periódicamente con varios personajes: un español asustado, un mexicano maníaco, un inglés que discurre sobre el sentido de lo bohemio, una mujer vestida de blanco que sostiene que lo mejor del cine son los momentos “muertos” y una suerte de Donald Rumsfeld, interpretado por Bill Murray, que tipifica al enemigo ideológico de Jarmusch, blanco final del “hombre solitario”, como se lo identifica en los créditos. La fascinación por los paisajes remite al cine de Antonioni y la retórica y el minimalismo del film parecen una relectura general y personal de toda su carrera. El perspectivismo relativista que ordena el discurso de este film filosóficamente nietzscheano es menos radical que la belleza formal que detenta cada uno de los fotogramas y la insinuación política de su título, que en el pasaje que involucra a Murray devela todo su potencial semántico. (RK)
JUEVES 14
18.00hs: Sergei Parajanov / Los rusos
*El color de la granada, de Sergei Parajanov, Rusia-Ucrania, 1968
79’ / +13
Cortometraje: Ulises (21’), de Agnès Varda, Francia, 1982
La mejor película de Sergei Parajanov, un mosaico místico e histórico sobre la vida, obra y mundo interior del poeta armenio del siglo XVIII Sayat Nova. Esta versión de 1969, hallada en un estudio armenio a principios de los ’90, no debería ser considerada como definitiva (faltan secuencias del montaje de Yutkevich), pero es ciertamente la mejor que tenemos y tendremos: algunos planos y pasajes son nuevos, algunos muestran otras perspectivas, y tiene una ventaja para los espectadores occidentales: casi todas las poesías están subtituladas (aunque parezca mentira, es difícil entender por qué los “nuevos” planos fueron censurados). En ambas versiones, los encuadres parecen cuadros que remiten al espacio plano de las películas que se hacían hace un siglo, mientras que el magnífico uso de los colores y su poética salvaje parecen provenir de un tipo de cine utópico del futuro, al mismo tiempo “difícil” y accesible, críptico y deslumbrante. Una película esencial. (JR)
20.15hs: El ojo lúcido
*Noticias de la antigüedad ideológica. Marx/Eisenstein/El capital, de Alexander Kluge, Alemania, 2008
83’ / ATP
Cortometraje: Guernica (13’), de Alain Resnais y Robert Hessens, Francia, 1950
El cineasta más importante de Alemania en actividad, Alexander Kluge, retoma (más bien se inspira en) un viejo proyecto de fines de la década del ’20 del siglo pasado, en el cual el realizador ruso Sergei Eisenstein pretendía llevar a la pantalla grande uno de los clásicos de la literatura política de todos los tiempos: El capital, de Karl Marx. Esta versión introductoria y reducida (el film dura 9 horas) es fascinante tanto por su montaje como por su rigor intelectual. Aquí, Kluge combina material de archivo, clips de películas mudas, lecturas, entrevistas, inscripciones, sketches heterodoxos y un magistral corto, de Tom Tykwer, dentro del film, en el que se explica visualmente la historia humana de los objetos, un modo de destituir el carácter metafísico y teológico de las mercancías y su concomitante naturaleza fetichista. Accesible para los no iniciados, el pasaje en el que un desocupado discute la pertinencia de la obra de Marx es conmovedor y preciso: esta “antigüedad ideológica”, el marxismo y su legado, es para el siglo XXI lo que ha sido por milenios la antigüedad clásica para Occidente, un pasado “remoto” para medir y pensar el presente y el futuro. (RK)
22.05hs: Los rusos
*Soldado de papel, de Alexei German Jr., Rusia, 2008
118’ / +13
Cortometraje: León volátil (11’), de Agnès Varda, Francia, 2003
Esta discreta obra maestra sobre la carrera espacial soviética en la década del ’60 en plena guerra fría no es ni un ejercicio de nostalgia sobre los viejos tiempos, ni una crítica reaccionaria de un período histórico que se concibió como utópico y demostró ser su opuesto. Soldado de papel revela una mentalidad (la rusa), una cultura (literaria) y un proyecto (cosmológico). German centra su relato en la historia de un médico recién divorciado que trabaja en la preparación física de los astronautas en un campamento en Kazajistán (el astronauta Yuri Gagarin es uno de los personajes secundarios). Hijo de un médico, cree, como su padre, en el progreso, y entiende que su esfuerzo escribe la Historia, aunque el título del film contradice su credulidad no exenta de cuestionamientos (en efecto, el nombre de la película remite a una canción tradicional en la que un soldado de juguete quiere cambiar el mundo y termina en llamas). Los planos secuencia coreográficos demuestran un dominio absoluto del espacio cinematográfico, y el expresionismo sonoro de la banda de sonido indica una tradición estética. Metafísica y materialista al mismo tiempo, Soldado de papel expresa en fotogramas la quintaesencia del pueblo ruso. (RK)
00.20hs: El ojo lúcido
*Roman Polanski: buscado y deseado, de Marina Zenovich, EE.UU.-Reino Unido, 2008
99’ / +13
Cortometraje: Respuestas de mujeres (8’), de Agnès Varda, Francia, 1975
Este consistente documental sobre Roman Polanski y su “imperdonable” crimen cometido en marzo de 1977 en la casa de Jack Nicholson en su ausencia, cuando este reputado cineasta polaco, sobreviviente del Holocausto y del brutal asesinato de su mujer Sharon Tate en manos de una secta, tuvo sexo con una menor de 13 años, suministra la información suficiente para entender el famoso caso, que tuvo otra vuelta de tuerca reciente cuando Polanski fue detenido por la policía suiza por pedido de la justicia norteamericana. Tanto los entrevistados (“víctima”, periodistas, cineastas, amigos, abogados) como el material de archivo, clips de películas del realizador y fotografías constituyen una magnífica prueba para problematizar la construcción de la verdad jurídica en la sociedad del espectáculo. El fugitivo Polanski y la damnificada Samantha Geimer poco importan, pues este caso judicial, con más de 30 años y todavía sin resolución, evidencia la perversión de un sistema jurídico específico y el seguimiento no menos perverso de la prensa, aquí canalizando el costado reaccionario y reduccionista de la buena moral norteamericana. (Roger Koza)
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