Pocas chances de tratamiento para ludópatas
Pocos municipios han podido brindar un servicio de salud para los adictos al juego. Hay tragamonedas en 18 ciudades. Varias decenas de cordobeses ya han pedido que no les permitan entrar a las salas de juego
San Francisco, Río Cuarto, Villa María. Los casos de personas adictas al juego ya no pasan inadvertidos en los hospitales del interior. La apertura de casinos, bingos y salas con tragamonedas en 18 municipios puso en evidencia los casos de ludopatía.
De todos modos, son muy pocos los municipios que pusieron en marcha un plan de prevención y contención para los ludópatas.
Desde el Gobierno provincial tampoco se hizo mucho. En diciembre de 2008, la Legislatura aprobó una nueva ley que autorizó a la Compañía de Entretenimientos y Turismo (CET) la incorporación de 2.400 tragamonedas más a las tres mil ya existentes. También, se obligó al Ejecutivo a garantizar e intensificar políticas de prevención de la ludopatía, que están vigentes.
Desde entonces, por ley, la Lotería tiene a su cargo "el desarrollo, ejecución y financiamiento de programas integrales de atención" de estas adicciones.
Un relevamiento realizado por las corresponsalías de este diario mostró que sólo en Río Cuarto el municipio y la Provincia trabajan en esa línea. En el resto de las ciudades y localidades hay acciones aisladas y los adictos tienen dificultades para conseguir un tratamiento.
La lenta implementación de programas oficiales llevó a algunas personas afectadas a recurrir por su cuenta a herramientas para frenar su adicción. Una salida cada vez más frecuente es pedir "autoexclusión" de los recintos de juego.
En Río Cuarto, un centenar de personas solicitó que se les prohíba ingresar al casino y a las tragamonedas de CET. La empresa lleva un registro con nombres y fotos de estas personas. Si no logra detectarlos en el ingreso, luego los "invita" a retirarse.
En tanto, apenas unas 17 personas se anotaron en el Ministerio de Salud para revertir su adicción al juego. El titular del servicio de Salud Mental del hospital riocuartense, Jorge Berlaffa, señaló que 14 por ciento de los que se anotaron, desertaron. "En dos casos se registró ‘ideación suicida’, pero con un riesgo mínimo", sostuvo.
La atención específica por ludopatías se inició en enero en la ciudad. Los pacientes tienen entre 37 y 67 años. La mayoría son varones. No todos han formalizado el pedido de ser excluidos de las salas de juego.
En San Francisco, 21 jugadores empedernidos pidieron esa medida. Mario Vignolo, director del Hospital Iturraspe, indicó: "En los próximo días comenzaremos con un programa específico para estos casos, a los cuales se les brindará una atención adecuada".
En Villa María no hay datos oficiales sobre posibles autoexclusiones. Tampoco existe contención por parte del municipio ni del hospital provincial. En 2004, cuando se habilitaron el casino y la sala de tragamonedas, se formó un grupo de contención y apoyo para superar la enfermedad que se reunía semanalmente en la casa del ex boxeador Gustavo Ballas.
Pero este equipo se disolvió. Hace dos años, se conformó otro grupo que funciona sin ninguna ayuda oficial. Está integrado por 10 personas que se reúnen cada semana.
La Voz del Interior
De todos modos, son muy pocos los municipios que pusieron en marcha un plan de prevención y contención para los ludópatas.
Desde el Gobierno provincial tampoco se hizo mucho. En diciembre de 2008, la Legislatura aprobó una nueva ley que autorizó a la Compañía de Entretenimientos y Turismo (CET) la incorporación de 2.400 tragamonedas más a las tres mil ya existentes. También, se obligó al Ejecutivo a garantizar e intensificar políticas de prevención de la ludopatía, que están vigentes.
Desde entonces, por ley, la Lotería tiene a su cargo "el desarrollo, ejecución y financiamiento de programas integrales de atención" de estas adicciones.
Un relevamiento realizado por las corresponsalías de este diario mostró que sólo en Río Cuarto el municipio y la Provincia trabajan en esa línea. En el resto de las ciudades y localidades hay acciones aisladas y los adictos tienen dificultades para conseguir un tratamiento.
La lenta implementación de programas oficiales llevó a algunas personas afectadas a recurrir por su cuenta a herramientas para frenar su adicción. Una salida cada vez más frecuente es pedir "autoexclusión" de los recintos de juego.
En Río Cuarto, un centenar de personas solicitó que se les prohíba ingresar al casino y a las tragamonedas de CET. La empresa lleva un registro con nombres y fotos de estas personas. Si no logra detectarlos en el ingreso, luego los "invita" a retirarse.
En tanto, apenas unas 17 personas se anotaron en el Ministerio de Salud para revertir su adicción al juego. El titular del servicio de Salud Mental del hospital riocuartense, Jorge Berlaffa, señaló que 14 por ciento de los que se anotaron, desertaron. "En dos casos se registró ‘ideación suicida’, pero con un riesgo mínimo", sostuvo.
La atención específica por ludopatías se inició en enero en la ciudad. Los pacientes tienen entre 37 y 67 años. La mayoría son varones. No todos han formalizado el pedido de ser excluidos de las salas de juego.
En San Francisco, 21 jugadores empedernidos pidieron esa medida. Mario Vignolo, director del Hospital Iturraspe, indicó: "En los próximo días comenzaremos con un programa específico para estos casos, a los cuales se les brindará una atención adecuada".
En Villa María no hay datos oficiales sobre posibles autoexclusiones. Tampoco existe contención por parte del municipio ni del hospital provincial. En 2004, cuando se habilitaron el casino y la sala de tragamonedas, se formó un grupo de contención y apoyo para superar la enfermedad que se reunía semanalmente en la casa del ex boxeador Gustavo Ballas.
Pero este equipo se disolvió. Hace dos años, se conformó otro grupo que funciona sin ninguna ayuda oficial. Está integrado por 10 personas que se reúnen cada semana.
La Voz del Interior
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