Se cumplieron 40 años del Cordobazo
Fue una respuesta contundente de parte de los trabajadores
El Cordobazo fue la culminación de un proceso de construcción de un contrapoder social desde la propia clase trabajadora en procura de democracia, persiguiendo el fin de las proscripciones y la defensa de los derechos sociales.
Pese a los años transcurridos, 40 para ser exactos, continúan repitiéndose inexactitudes y paralelos extravagantes cuando se habla de los hechos ocurridos el 29 y el 30 de mayo de 1969, conocidos como el Cordobazo.
El Cordobazo fue una respuesta de los trabajadores a la dictadura de Onganía, que recuperó la calle y el derecho a la palabra obrera y rechazó las proscripciones y las políticas de integración corporativa al sistema económico-social dependiente.
Fue programado en el supuesto de que, si había represión del Gobierno, habría también una respuesta simétricamente contundente de parte de los trabajadores. Ellos confirmaron aquel día que seguían siendo la contradicción principal al régimen y supieron marcar un rumbo que era compartido por otros sectores de la ciudadanía.
Pero, entre analizar un proceso o rescatar lo anecdótico, predominó en los comentaristas la "propaganda de los hechos", propia de los anarquistas del siglo 19. Vale decir, el mero análisis fáctico de una jornada violenta, omitiendo el análisis del proceso que hizo posible el acontecimiento. "La política como teatro mediático buscando el golpe de efecto para atraer la atención y debilitar al enemigo", diría el filósofo alemán Walter Benjamin.
El Cordobazo fue eso, pero también bastante más. Fue la culminación de un proceso de construcción de un contrapoder social desde la propia clase trabajadora en procura de democracia, persiguiendo el fin de las proscripciones y la defensa de los derechos sociales.
A los críticos habría que recordarles que la práctica supera al desarrollo teórico, porque además de poseer el rango de la universalidad comprende la realidad inmediata, directa y concreta.
La Voz del Interior
El Cordobazo fue una respuesta de los trabajadores a la dictadura de Onganía, que recuperó la calle y el derecho a la palabra obrera y rechazó las proscripciones y las políticas de integración corporativa al sistema económico-social dependiente.
Fue programado en el supuesto de que, si había represión del Gobierno, habría también una respuesta simétricamente contundente de parte de los trabajadores. Ellos confirmaron aquel día que seguían siendo la contradicción principal al régimen y supieron marcar un rumbo que era compartido por otros sectores de la ciudadanía.
Pero, entre analizar un proceso o rescatar lo anecdótico, predominó en los comentaristas la "propaganda de los hechos", propia de los anarquistas del siglo 19. Vale decir, el mero análisis fáctico de una jornada violenta, omitiendo el análisis del proceso que hizo posible el acontecimiento. "La política como teatro mediático buscando el golpe de efecto para atraer la atención y debilitar al enemigo", diría el filósofo alemán Walter Benjamin.
El Cordobazo fue eso, pero también bastante más. Fue la culminación de un proceso de construcción de un contrapoder social desde la propia clase trabajadora en procura de democracia, persiguiendo el fin de las proscripciones y la defensa de los derechos sociales.
A los críticos habría que recordarles que la práctica supera al desarrollo teórico, porque además de poseer el rango de la universalidad comprende la realidad inmediata, directa y concreta.
La Voz del Interior
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