En Cineclub: El Canto de los Pájaros, de Albert Serra y Bella Tarea de Claire Denis
Cine Berti, miércoles a las 18 Ciclo Cine sin concesiones
El canto de los pájaros, de Albert Serra: Primero fue El Quijote, ahora la pieza elegida es más bien una fábula, la que compromete a los reyes magos, aunque nuestro antropólogo de Marte parece querer entender cómo opera en nuestra especie la necesidad de creer, y por ahora ha elegido como fondo el Cristianismo
El canto de los pájaros, de Albert Serra, España, 2008
98 minutos / ATP
Primero fue El Quijote, ahora la pieza elegida es más bien una fábula, la que compromete a los reyes magos, aunque nuestro antropólogo de Marte parece querer entender cómo opera en nuestra especie la necesidad de creer, y por ahora ha elegido como fondo el Cristianismo. Los primeros 20 minutos de El canto de los pájaros son magníficos. Van los reyes magos caminando y luego descansan, a veces juegan y nadan, mientras esperan algún guiño vertical del Altísimo. En el peregrinaje tendrán que tomar decisiones. Después aparecen José, María, un bebé y una cabra bebé. Dicen pocas cosas, pero todo pasa por una espera pletórica de sentido, en algo que puede parecer sin sentido. La estadía de los reyes magos en el hogar de José será breve. Hay que llegar a Egipto. El canto de los pájaros remite a un tiempo en donde creer no implicaba una autoconciencia de creer (saber que se cree). Sin primeros planos, cada encuadre privilegia los paisajes y los grupos humanos. Son los hombres que viven en la tierra y tienen un cielo. Un plano contrapicado bajo el agua muestra a los reyes nadando. Podría durar horas. Los momentos cómicos se predican del absurdo y la repetición; también de la interpretación de los sueños. Así pasan los minutos, y la película finaliza con un plano general en el que en su profundidad los reyes se abrazan como si hubieran encontrado algo milagroso. Apenas se ve, porque cromáticamente el gris difumina los cuerpos en la lejanía. Las noches en blanco y negro y el desierto de El canto de los pájaros son inolvidables. (Roger Koza)
A las 20.30hs: Claire Denis en foco
Bella tarea, de Claire Denis, Francia, 1999
90 minutos / No recomendada para menores de 13 años
Antes de la película principal se proyectará el cortometraje La vieja y las palomas, de Sylvain Chomet, Francia, 1998
Un maravilloso espejismo en una película, esta ensoñación de Claire Denis sobre la legión extranjera francesa en el este de África, inspirada en Billy Budd, marinero de Herman Melville, se beneficia especialmente por haber sido coreografiada (por Bernardo Montet, que también interpreta a uno de los legionarios). La combinación del extraordinario ojo para las locaciones, la fotografía de Agnès Godard y la decisión de la directora de tratar con la misma importancia tanto los detalles centrales como los menores transforman algunos ejercicios y adiestramientos militares en una conmovedora pieza cinematográfica que sobrepasa incluso a Full Metal Jacket y convierte una disco en un espacio de observaciones poderosas. La historia, que se deriva de recuerdos fragmentados, está contada a partir de la perspectiva de un ex-sargento solitario (Denis Lavant, el protagonista de Los amantes de Pont Neuf) que vive en Marsella y recuerda su odio por un recluta muy popular (Gregoire Colin) que precipitó su despido: el hecho de que su superior se llame igual que el héroe del film de Jean-Luc Godard El soldadito y que esté interpretado por el mismo actor después de casi 40 años (Michel Subor) le suma un motivo sugestivo, como también sucede con todos los pasajes en los que se escucha Billy Budd, la ópera de Benjamin Britten. Más que nada, Denis, cuya infancia transcurrió en parte en Djibouti, captura y muestra la poesía y la atmósfera –y, más sutilmente, a la mujer– de África como pocos directores antes que ella lo han hecho. Una obra maestra. (Jonathan Rosenbaum
Roger Koza
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