"MONTAÑAS Y CULTO" - EXPEDICION A LA CORDILLERA DE CATAMARCA

Por Jorge Gonzalez

Convocado por el Museo de los Seismiles en su séptimo año de vida, se realizó el Encuentro de Montaña en Fiambalá, Catamarca, con la celebración del día de la Pachamama y la caminata Las Papas-Casa del Medio como cierre del evento.

Y allá partimos. Hacia Fiambalá, a 1550 metros de altura rodeada al Norte por la cordillera de San Buenaventura y al Oeste por los magníficos Andes.

El día 31 de julio nos concentramos en la plaza de Fiambalá para iniciar el viaje a Las Papas un pequeño pueblo de unos 90 habitantes que dista a 90 kilómetros al Norte y obliga a vadear más de 70 veces el curso del Río Grande y Las Papas. Por supuesto esto es posible en la época invernal ya que en verano las lluvias (diciembre a marzo) hacen imposible transitar este camino. El asunto es que todos en un camión iniciamos la marcha pasando por Palo Blanco hasta llegar a la entrada de Las Papas a 2600 metros de altura. Allí bajamos para ingresar caminando al pequeño poblado que esperaba nuestro ingreso y nos dio una bienvenida muy emocionante. Esa noche subimos con antorchas a la montaña o “altar” en donde se celebraría al día siguiente la ceremonia de la Pachamama.

Y ese día, el 1°, que no es feriado nacional ni está en rojo en los almanaques, inunda de emociones a la gente que convive con el enorme escenario de los Andes. Termina la época seca y los agricultores y campesinos le piden permiso a la “pacha”,  a  la tierra, para abrirla y sembrarla. Ese día se le brindan las más ricas comidas, chicha, vino, hojas de coca y cigarros. Por la mañana se ahuma la casa con khoa o muña-muña que alejarán los malos espíritus. Sale el humo azul de las casas y los cerros se inundan de un aroma rico. Por la tarde se hace la “enflorada” colocándole pompones de colores en las orejas a las ovejitas y a las cabras y pidiendo que el año próximo sea de buenaventura para ellos. Yo lo pedí para una querida. La “corpachada” es la ceremonia central en la que se deja en el pozo cavado para ese fin las “primicias”, ofrendas a la madre tierra con comida y bebida en agradecimiento a todo lo que nos da y trocitos de lana de alpaca de color rojo, su color preferido. También la “pachamama” representa la fecundidad, la fuerza femenina y la “madre de los cerros” que es donde ella habita. Qué lindo, que emoción, que fuerza ancestral! Lo hoy considerado a veces un acto primitivo, me llena el corazón por inexplicable y superior.

Después de la celebración, partimos hacia Casa del Medio un puesto usado por la gente de Las Papas para hacer los quesos de cabra en el verano. Caminamos unas tres horas alcanzando los 3100 metros de altura y allí armamos nuestro acampe y sobre todo un inolvidable fogón bajo el cielo abarrotado de estrellas. Después del mágico transitar por el tiempo de la noche, la mañana despertó  para ultimar detalles y preparar el regreso, tranco a tranco hacia Las Papas y después de nuevo Fiambalá y abrazos de despedida.  Entonces queda en cada uno la piel con sensaciones de un viaje largo y promesas. El canto del agua del arroyo final le dio paso a  otra página.

Y en este párrafo creo que queda resumido el espíritu con que este encuentro es organizado por el Museo de los Seismiles:“La idea es reunirnos y compartir en la precordillera catamarqueña,  bellos paisajes combinados con la riqueza de la comunidad de las Papas, con sus costumbres y la amabilidad de su gente”.

                        Jorge Gonzalez

 

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