HOMENAJE AL FUTBOL POR NUESTRA POETA MARIA SOLEDAD RANZUGLIA
Micro de Canal Once
“Poesías en Concierto”
No importan los resultados... El fútbol argentino
es una escuela imposible de aprender, porque jugamos como vivimos.
Poesías en Concierto
No importan los resultados... El fútbol argentino
es una escuela imposible de aprender, porque jugamos como vivimos.
Tal vez porque muchos vinimos de lejos, y con distancias y sin tiempo
continuamos amalgamando este país, este equipo que parece desarmado,
y de repente pareciera que una línea de luz se enciende y alineados,
imprevisiblemente, rematamos a puro gol. Es un acierto.
Tal vez sea así, y no nos quede más remedio que aceptar que en nuestra
dispersión se halla el Talento que siempre, a pesar de todo, nos ha de acompañar.
María Soledad Ranzuglia
Nuestro fútbol
No es la FIFA,
ni el estadio,
es la marca
de un preludio,
es la danza
hecha huella
resonando en una estela
de potreros que nos llaman
con un grito casi mudo.
Nuestro fútbol
no es la trama
que se muestra
a todo el mundo,
es reverso
del tejido
que nos une
a sus puntos más
profundos...
La sonrisa de los sábados,
la picada que se cuelga
de los muros,
el baldío,
fiel testigo de proezas
que regalan los maestros
gambeteando la memoria
de los justos.
Es el fútbol de los viejos,
de los juegos sin penales
con la zurda como ala
remontando desde el surco...
Tras el arco de los sueños,
se hacen coro los silencios
colocando la mirada
sobre un Cielo como escudo
Reteniendo en la mirada
El temblor que llevan dentro.
Nuestro fútbol
es de niños,
bajo un sol que late intenso,
y se ataja entre las calles,
anunciándole a la noche
un gran gol de medio centro.
Nuestro fútbol
no es la regla, ni el compás,
es bengala en la tarde
de un Febrero,
es el canto y el asado
que se abrazan de parado,
como un penal salvado al vuelo.
Nuestro fútbol,
no insistamos,
es la Gloria
que renace desde adentro,
es el mate que convida
la intención de una partida
rematando a puro gol
que sabe a Cierto,
a familias argentinas,
pues sabemos,
ya es tiempo
de jugar en nuestra casa,
y encender como bengala
el Corazón de este país...
¡Mi gran país,
mi gran Potrero!
Con la pasión de siempre...
María Soledad Ranzuglia
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