LA SOMBRA DE UN GIGANTE
Carta de Carlos Palomares
La muerte del Flaco Spinetta estaba anunciada. Como lo está la tuya y la mÃa, sencillamente ocurre que cuando Ella aparece, no la queremos reconocer, la odiamos y hablamos de la poca consideración y justicia. Cómo?, nos preguntamos, pudo ensañarse con alguien como El?. Pero es asÃ, sencillamente porque no puede ser de otra manera. Ella llega, golpea tu puerta y es imposible no abrirle, se colará por los rincones menos pensados y, finalmente llegará hasta vos.
Existe un invento humano, aquel que nos habla de la Justicia Divina, que
resulta trágicamente gracioso en estos casos. . . se muere el Flaco y
Videla sigue vivo. . .muere un niño de hambre y Astiz sigue vivo. . .
Así son las cosas, lo único que debemos comprender es que no podemos
hacer nada, tal vez de esa forma logremos aproximarnos a la verdad.
Pero en un caso como éste, cuando Spinetta al irse deja un resquebrajado
corazón en el pecho del arte, liberando una herencia que andará
poseyendo el alma de los duendes, recorriendo cada rincón , posándose
dentro de cada uno que brinde un espacio a su arte, entonces nos daremos
cuenta que El sigue aquí, y seguirá estando mientras cada uno de
nosotros cuidemos y dejemos crecer al duende del arte en cada una de sus
expresiones.
Seguir sus pasos es impensable, los gigantes dan zancadas enormes,
imposibles de acercarse con nuestros frágiles pasitos. El Flaco fué un
rayo de luz (no fué la Luz, ella es de y para los Dioses y El no era
ninguna clase de Dios), un rayo de luz que iluminó el crecimiento del
arte fuera de la estupidez, de la cual se burlaban sus poemas, como
diciendo "se puede hacer otra cosa, solo hay que hacerlo"
El punto hoy es no mentir ni mentirnos, la música no será la misma sin
Spinetta, La presencia viva de los gigantes hace que ellos arrojen
semillas de la verdad por doquier, hoy está en cada uno de nosotros
trabajar la tierra para que esas semillas crezcan.
Carlos Palomares
Capilla del Monte, 2013
@charlypalomares
resulta trágicamente gracioso en estos casos. . . se muere el Flaco y
Videla sigue vivo. . .muere un niño de hambre y Astiz sigue vivo. . .
Así son las cosas, lo único que debemos comprender es que no podemos
hacer nada, tal vez de esa forma logremos aproximarnos a la verdad.
Pero en un caso como éste, cuando Spinetta al irse deja un resquebrajado
corazón en el pecho del arte, liberando una herencia que andará
poseyendo el alma de los duendes, recorriendo cada rincón , posándose
dentro de cada uno que brinde un espacio a su arte, entonces nos daremos
cuenta que El sigue aquí, y seguirá estando mientras cada uno de
nosotros cuidemos y dejemos crecer al duende del arte en cada una de sus
expresiones.
Seguir sus pasos es impensable, los gigantes dan zancadas enormes,
imposibles de acercarse con nuestros frágiles pasitos. El Flaco fué un
rayo de luz (no fué la Luz, ella es de y para los Dioses y El no era
ninguna clase de Dios), un rayo de luz que iluminó el crecimiento del
arte fuera de la estupidez, de la cual se burlaban sus poemas, como
diciendo "se puede hacer otra cosa, solo hay que hacerlo"
El punto hoy es no mentir ni mentirnos, la música no será la misma sin
Spinetta, La presencia viva de los gigantes hace que ellos arrojen
semillas de la verdad por doquier, hoy está en cada uno de nosotros
trabajar la tierra para que esas semillas crezcan.
Carlos Palomares
Capilla del Monte, 2013
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