Elecciones libres # Libertad de Expresión

Art de Guillermo San Román

El clientelismo político es una práctica histórica y sistemática entre nosotros, pero se ha acentuado en los últimos años al calor del fuerte incremento de la pobreza.A los malos políticos les conviene que haya pobres para poder manejarlos fácilmente y engañarlos.

La negación o manipulación del voto de forma variada y recurrente a lo largo de nuestra historia, constituyó y constituye una de las más graves violaciones de los derechos básicos de todo ciudadano, el derecho al voto, el ejercicio de su porción de poder, lo que justifica el pago de sus impuestos porque lo ratifica como parte de un Estado al que está obligado a sostener solidariamente.

Después de la Independencia, nuestro país estableció un sistema electoral mediante el voto cantado, a todas luces fraudulento, ya que era manipulado por los caudillos locales quienes obligaban a las personas bajo su poder a votar por los candidatos de su elección.La Constitución Nacional de 1853 no definió el sistema electoral, es decir cómo debían organizarse las votaciones.

 Esa misión le correspondió a la Ley Electoral.El voto en Argentina se instauró en 1912 cuando se sancionó la Ley Electoral conocida como “Ley Saenz Peña “. Esta norma reemplazó al voto calificado por el sufragio universal, secreto y obligatorio, y estableció además el sistema de lista incompleta para que las minorías puedan tener representación legislativa.

Entender este proceso es fundamental para comprender a fondo la importancia que tiene el hecho de que podamos elegir a quienes queremos que nos gobiernen.Ninguna autoridad o persona puede obligar al votante a optar por algún candidato.Fue en el año 1947 y por la decisiva influencia de Eva Perón que se sancionó la Ley 13.010 que permitió a las mujeres acceder a las urnas participando políticamente en el sistema democrático argentino.

Luego en 1991 se sanciona la Ley 24.012 conocida como “Ley de Cupo “, por la cual las mujeres fueron incluidas como representantes en las listas de candidatos a cargos electivos.

Hoy existe una práctica deleznable que desfigura el verdadero sentido del voto: El  Clientelismo Político. Esta realidad no es nueva, pero es vergonzoso que en pleno siglo 21 se sigan utilizando estas estrategias políticas basadas en abusarse de la situación de pobreza de tantas personas para poder ganar una elección.

Estas personas son víctimas ya que no tienen otros recursos, deben votar al candidato sino son amenazados con que se les quitarán los beneficios sociales que reciben en forma de subsidios, bolsones de comida, colchones, chapas, escrituras de terrenos, etc.Este tipo de comportamiento debe ser repudiado por el resto de la sociedad. Las políticas y acciones sociales no deben ser clientelistas ni volver dependientes a las personas.La obtención del voto a cambio de dádivas es sobre todo un acto de corrupción política, es una transacción claramente mercantil.

El clientelismo político es una práctica histórica y sistemática entre nosotros, pero se ha acentuado en los últimos años al calor del fuerte incremento de la pobreza.

A los malos políticos les conviene que haya pobres para poder manejarlos fácilmente y engañarlos.Necesitamos tener elecciones libres, la posibilidad de que el ciudadano vote a favor del candidato de su preferencia sin ningún tipo de presiones y el resultado de la elección represente efectivamente la voluntad de la mayoría.

Pero cuando la opción más fácil es seguir a toda costa.Cuando se es incapaz de plantear una cuestión de confianza, cuando es notoria la deslealtad hacia las instituciones, cuando lo peor ha sido y sigue siendo la inconsciencia.Decimos basta, queremos un gobierno legítimo que goce de la confianza de los ciudadanos.

Basta de juegos de malabares, de planes sin contenido, de dádivas para ganar adeptos, de trampas dialécticas para engañar a los ingenuos, de trucos de magia barata y excusas de mal pagador.Basta de arbitrariedad permanente“Quien siembra tormenta recoge tempestades“La democracia requiere la participación de la ciudadanía en una amplia gama de responsabilidades cívicas que directa o indirectamente potencian la civilidad de un régimen democrático.

Debemos fortalecer los compromisos éticos y morales de la política dando la debida importancia a los mecanismos de fiscalización y rendición de cuentas, el más importante, las elecciones.“La rebelión de las circunstancias “, rumiaba el personaje de Balzac.                                               

Guillermo San Román                                                                                                                                                                

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