En cineclub: Cochochi y La balada del pequeño soldado

Miércoles 5 de mayo, a las 20.30 en Sala Berti

Arranca la tercera semana, después de un inicio bueno y una segunda función con mayor público. Esperamos seguir sumando público este miércoles, con un film sencillo pero glorioso, al menos si uno entiende que la travesía de dos niños

 en tierra de los Tarahuamaras puede mucho más apasionante y edificante que ver a Robert Downey Jr metalizado como un robot celebrando el militarismo fálico en Iron Man II. Si la cartelera y en su defecto nuestro imaginario tuviera más Cochochi, seguramente algo de nuestro mundo cambiaría.
     Les recordamos que antes de la función principal y en horario especial, larga un mediometraje de Werner Herzog, que va a las 19.30hs.
     En el cine hace calor. En el cine se ve cine. En el cine se ve como se debe ver: no hay control remoto, no hay espacio familiar, no hay nada para hacer una pausa, lo que implica una experiencia diferente de cómo encontrarse con la imagen. Esas son las condiciones de la supuesta magia del cine.
     Los esperamos, sin ustedes, el cineclub es una quimera. 
    

A CUMBRE: EN EL CINE LUIS BERTI, BELGRANO 470

5 de mayo, a las 20.30hs:

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Cochochi, de Laura Amelia Guzmán e Israel Cárdenas, México, 2008

87’ / ATP

Cortometraje, a las 19.55hs: La balada del pequeño soldado (45’), de Werner Herzog, Alemania, 1984

Esta ópera prima de Guzmán y Cárdenas se parece un poco a ¿Dónde está la casa de mi amigo? Aquí no hay que devolver un cuaderno sino encontrar un caballo. Se trata de una travesía, casi cósmica y por momentos cómica, de dos niños indios por el valle de Okochochi, quienes tienen que llevar unos medicamentos a unos parientes. En el viaje, el caballo con el que viajan desaparece. Quizás se lo robaron, quizás el nudo estaba mal hecho. En realidad, es un periplo de conocimiento, y para quien mira el film es un viaje de descubrimiento. Así se revela, paulatinamente, una cultura indígena que convive con la tecnología básica de Occidente: medios de transporte y de comunicación. Hay otra música, otros instrumentos, otro idioma. Una advertencia repiquetea: “Quizás al caballo se lo robó un blanco. Los blancos quieren todo para ellos”. Guzmán y Cárdenas evitan el turismo audiovisual y la curiosidad etnográfica. Es más bien el registro delicado de dos niños en un posible rito de pasaje. Singular y universal, Cochochi es una de las grandes sorpresas del nuevo cine mexicano. (Roger Koza)

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