Pasiones prohibidas en el Edén

La Falda, 1940. El empresario Daniel Peres Kiev se instala con toda su familia (esposa, tres hijas, dos mucamas) en el Hotel Edén. Las vacaciones no son más que una cobertura para reunir a los importadores y exportadores más importantes del país, que tratarán de pergeñar un plan que los ponga a salvo de la crisis que provoca al comercio internacional la Segunda Guerra Mundial.

Pero el lugar elegido no puede ser considerado un espacio neutral, aun cuando el país lo sea: el Hotel Edén es propiedad de Walter e Ida Eichhorn, miembros activos del partido nazi, amigos personales de Adolfo Hitler, que hasta los ha condecorado.

De hecho, la estadía de los Peres Kiev coincide con la de una delegación diplomática alemana que negocia con el gobierno argentino la confusa situación generada por el hundimiento del Graf Spee en la batalla del Río de la Plata, a fines de 1939. El submarino recorría el Atlántico Sur para interceptar, casualmente, las rutas comerciales. Su comandante, al saberse capturado por los ingleses en Montevideo, abandonó la tripulación y voló el barco en las inmediaciones del puerto. Sus casi mil marinos llegaron de inmediato a Buenos Aires.

Uno de los diplomáticos alemanes es el joven abogado Marthin Müller, de 25 años. Una de las hijas de Peres Kiev es la rebelde Amalia, a punto de cumplir 18. La atracción, inmediata y mutua, es la chispa que enciende un amor al que se puede considerar ideológicamente prohibido: él es nazi y ella es judía.

Ellos son los protagonistas centrales de Secreto bien guardado, la primera novela de Viviana Rivero.

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