CRIADA, DE MATÍAS HERRERA CÓRDOBA, ARGENTINA, 2009.

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Ernst Lubitsch decía que si uno empieza filmando montañas quizás pueda después aprender a filmar personas. Consciente o no, en el trabajo precedente de Matías Herrera Córdoba, el cortometraje Mis pies, el joven realizador cordobés siguió al pie de la letra dicho procedimiento; su película establecía una dialéctica entre paisaje y subjetividad, montaña y rostro, panorámica y primer plano. En otras palabras, Herrera Córdoba tenía una mirada, una concepción de cine.

 

Los años han pasado y Herrera Córdoba, con 27 años, compite con su primer largometraje en la sección oficial argentina del prestigioso BAFICI, el festival de cine más importante que tiene el país. Criada, que retoma episodios de la vida del realizador, gira en torno a una mujer mapuche, alejada de su familia, que trabajó por más de 40 años a cambio de casa y comida. Hoy, en su estreno mundial, sabremos si la solidez conceptual del realizador se traduce en su película.

 

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Roger Koza: Junto a Santiago Loza, que ha participado en el BAFICI y que también compite en esta nueva edición, te has convertido en el primer cineasta cordobés que llega con una película al BAFICI y participa en una competencia central del festival. ¿Qué significa para un joven realizador formado en Córdoba participar en un festival de la jerarquía del BAFICI? ¿Qué importancia tiene para quienes pretenden hacer cine en Córdoba?

Matías Herrera Córdoba: Hace bastante que participo del Festival como espectador; todos los años nos vamos un grupo de amigos y amigas en caravana a ver cuatro o cinco películas por día, comiendo panchos, tomando mates y cafiaspirinas, durmiendo amontonados en casas prestadas. Todo sea por ver el cine que nos gusta, por descubrir nuevas estéticas, lenguajes, formas, directores, en fin, para disfrutar formándonos. Y aquí es donde reside la adrenalina y el significado de estar ahora participando con una película en el BAFICI. Es como un guiño de ojo que te da seguridad en lo que estás haciendo, porque a un festival como el BAFICI no entran sólo historias bien contadas, aquí te presentas vos: tu estética, tu política, tu manera de contar, de sentir, de plantar una cámara. Y a su vez, críticos, directores, espectadores, todos juntos ven, analizan, reflexionan y critican tu obra. Y no son pocos, porque el BAFICI tiene una gran convocatoria.

Para quienes pretenden hacer cine en Córdoba que Criada esté en el BAFICI debería significar un poco de aliento, a que se puede hacer cine desde acá. Significa sí, que se empiecen a fortalecer productoras como la nuestra, Cine El Calefón, que apuesta y trabaja para un cine de autor, un cine pensante, a nuevas apuestas.

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RK: ¿Cómo te has formado?  

MHC: Me formé en la carrera de cine en la Universidad Nacional, en el Cineclub La Quimera, en los cursos del municipal, en lo que fue el Movimiento Cine Nómade, leyendo y escuchando directores, participando de clínicas, seminarios, charlas. Los lugares son de suma importancia para no estancarnos en lo que dicen los «manuales de cine” y poder experimentar constantemente. Todos sabemos que la universidad tiene grandes falencias de las cuales muchas son presupuestarias y muchas otras vienen porque la mayoría de los docentes no hacen ni ven cine, y lo mismo pasa con los alumnos. Por otra parte creo que es fundamental para la formación, y no sólo en cine, el sentido crítico, y es algo que lamentablemente parece perderse en muchos ámbitos. Recuerdo que cuando hicimos el primer trabajo práctico de la facultad pensamos que lo debíamos mostrar y lo quisimos pasar en una muestra de cine cordobés. Juan José Gorasurreta nos dijo por teléfono: «no vamos a pasar ese vómito”. Imaginate cómo quedamos, pero después agregó: «Si querés nos juntamos y te cuento porque ese corto no tiene otro calificativo que vómito”. Y nos juntamos, y esa charla que tuvimos fue una de las mejores clases que tuve hasta hoy.

 

RK: ¿Quiénes son tus referentes?

MHC: El húngaro Bela Taar, Abbas Kiarostami y Agné Vardá, son mis mayores referentes, quizás todos por distintas razones, pero en sus films hay apuestas constantes, y un grado de sensibilidad enorme hacia la historia y hacia el cine, porque hacer cine no es un acto inocente. Ellos plantean un cuidado estético, poético y político, exponen y se exponen.  Y como referente intelectual a Jean Luc Comollí y Juarroz que, aunque es un poeta, siento que siempre me enseña.

 

RK: ¿Por qué elegiste rodar una historia en Catamarca?

MHC: Cuando pienso donde filmar siempre va acompañado de lo que quiero contar, y Catamarca esta vez fue casualidad. Ya había filmado antes Mis Pies pero en la Puna. Ahora esta historia se filma en una finca donde nació mi madre; era la finca de mis abuelos, de mis bisabuelos, de la familia. Un lugar que conozco desde niño porque ahí iba a vacacionar algunos veranos. Un verdadero paraíso, viñedos, olivares, damascos, ciruelas, ríos, acequias, escondites… un lugar que para mi significaba libertad y ahora ya no.  

 

RK: El crítico Jonathan Rosenbaum señala que uno de los rasgos del nuevo cine argentino es aquel en donde la ficción y  la no ficción se entrecruzan ¿Cómo ves esta afirmación respecto de tu nuevo film? De ser así, ¿por qué crees sucede? ¿Se trata de un síntoma estético y generacional?

MHC: La ficción y la no ficción se entrecruzan porque al hacer un film pensamos en la puesta en escena y esto es lo que logra ese entrecruzamiento. La puesta en escena es lo que hace que una película sea sólo «una película”, y no un documental o una ficción. Criada está filmada y montada con esta idea. El film debe superar al género, y la puesta en escena se convierte en una apuesta crítica a lo supuestamente «real” que debería tener un documental, se intenta lograr que el espectador se sensibilice (críticamente) más allá de si un hecho, un personaje es de ficción o no. Creo que aquí es donde empieza a existir esa «magia del cine” que nada tiene que ver con los efectos.

No sé si es un síntoma generacional, porque en realidad creo que muchos de los cineastas del nuevo cine argentino no pensaron en la puesta en escena como lo pensó Alonso, Martel, Loza, sino que filmaron como si la cámara colocada en un ambiente cotidiano contaría por sí misma.   

 

RK: ¿Qué tipo de elecciones formales has elegido para filmar la historia de un conocido?

MHC: Fue un proceso muy largo para encontrar la forma, ya sabía lo que quería contar, tenía la historia, la protagonista, el espacio, pero tenía que filmar a mi propia familia en un lugar que quiero mucho, donde está lleno de recuerdos. Lo que para mí fue por mucho tiempo un paraíso era ahora un lugar asfixiante por lo que descubrí. A su vez necesitaba proteger a Hortensia, la protagonista, que se exponía a contar esta historia. Entonces opté por una puesta que parece sólo observar, cuando en realidad no se hace más que narrar.

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RK: ¿Qué es el cine? ¿Cómo se traduce en tu película?

MHC: El cine es un juego constante entre la luz, que es lo que le da vida al cine, y la oscuridad que es lo que deja ver esa luz. Así el cine plantea no ser la realidad pero sí basarse en ella para estimularla. ¿Cuántas veces decidimos dar lugar a algo sabiendo que no lo podemos detener? Como cuando nos sentamos en una butaca y dejamos que comience el film, no existe opción de detener lo que suceda allí en esa pantalla grande. El cine es un juego donde los sentidos se prestan a percibir y no a defenderse, donde el espectador es más humano que sus días cotidianos, porque hace de su tiempo un observar, un pensar, un mirarse y mirar. Y en mi película se traduce entre lo que vemos y no queremos ver. Entre el límite de lo que sucede en la pantalla y lo que sucede en nuestro cotidiano. Entre el juego de una protagonista y un personaje.

 

RK: ¿Cómo financiaste Criada? ¿Quiénes trabajaron en el proyecto?

MHC: Hay varias etapas para hacer una película, la investigación y el guión lo financiamos nosotros, Cine El Calefón, una productora que formamos hace ya unos cuatro años. Luego para filmar apelamos al subsidio del INCAA (instituto nacional de cine y artes audiovisuales), allí ganamos, y esto nos permitió trabajar de manera industrial, es decir, que todos cobran por su trabajo. En esta etapa también empezamos a trabajar en coproducción con Habitación 1520 (Buenos Aires). También la secretaría de Cultura y la secretaría Turismo de Catamarca nos dieron un gran apoyo para llevarla a cabo el proyecto.

Para el desarrollo de la película trabajamos desde Cine El Calefón con Juan Maristany y Ana Apontes en la producción, y Lucía Torres como ayudante de investigación. Y para el rodaje contamos con Julia Pesce en la asistencia de dirección y Ezequiel Salinas en fotografía adicional;  en el sonido Lucas Fanchín y Martín Alaluf. Y desde Habitación 1520, Gema Juárez y Lorena Muñoz en la producción ejecutiva.

 

RK¿Crees que Criada podrá estrenarse comercialmente? ¿Se podrá ver en CBA?

MHC: Hoy por hoy casi ninguna sala comercial posee equipos para estrenar las películas en formatos digitales. Las grandes cadenas de cine tienen que dejar sus acuerdos con los laboratorios y las empresas de fílmico. Se deben equipar con proyectores digitales para que podamos estrenar; hoy cuesta más de 120 mil pesos tener una copia de tu película en celuloide para que se pueda proyectar en uno de estos cines; no es coherente con los presupuestos que manejamos, con la realidad del cine. Los espectadores asisten cada vez más a los cineclubes o espacios alternativos. En Córdoba aún no tenemos fecha de estreno, pero por supuesto que se verá antes de Julio.     

 

RK: ¿Qué viene después?

MHC: Después vienen otros proyectos que estamos desarrollando, Alicia Moreau de Justo «Eso creo, eso digo”, «La fuga del Buen Pastor”, «El Hombre Aire” que aún es un guión, pero que va tomando forma. Criada recién empezará a ser una película en su primera proyección y de ahí el después seguramente cambia.


 *Esta entrevista fue publica en una versión menos extensa y con otro título en El diario La voz del Interior

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