En Cineclub: Hambre, de Steve MacQueen.

4 de noviembre, a las 20.30hs en cine Berti

Cortometraje, a las 20.15hs: Cuadro de una exposición, de Osamu Tezuka, Japón, 1966 La ópera prima del artista de video Steve McQueen es un verdadero tour de force y una experiencia visceralmente cristiana. Los últimos meses de la vida de Bobby Sands, el líder emblemático del Ejército Republicano Irlandés, constituyen el eje narrativo de la ganadora de la Cámara de Oro en Cannes 2008

La aparición de Sands en el film ocurre después de una media hora brutal en la que se concentra el conjunto de atrocidades que la policía británica imparte sobre sus prisioneros (políticos, aunque la voz en off de Margaret Tatcher afirme lo contrario).

 

 Es una estrategia narrativa coherente: mostrar la injusticia y el desprecio seguidos de un martirio personal en el que el cuerpo deviene en instrumento político y cuyo objetivo específico parece ser conjurar la barbarie institucionalizada de la policía británica. McQueen expone la vida carcelaria en detalles: la orina es protesta; la mierda, obra de arte; las moscas, mascotas; el aseo, castigo. Dos pasajes alcanzan para demostrar los métodos carcelarios; en uno de ellos, hasta un guardia sufre la crueldad de sus colegas, como lo denota un soberbio plano en profundidad de campo. El suplicio de la primera media hora es interrumpido por una conversación inolvidable entre un cura y Bobby Sands, un plano general fijo de 15 minutos, formal y narrativamente brillante. Es el momento en el que Sands anuncia su huelga de hambre, que, después de 66 días, terminó con su vida en mayo de 1981. El seguimiento de esta pasión (cristiana) es minucioso y lineal, aunque el tono mortuorio es paulatinamente sustituido por un clima poético, incapaz de sublimar la derrota y suficiente para dignificar el extremismo de un hombre que ha sido humillado.

(Roger Koza)

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