Con el cerebro en los pies

Ya mucho se habló de seguridad vial, del uso del cinturón de seguridad y cascos pero…

Nos preguntamos y se deben preguntar las miles de personas que son víctimas de imprudencias de tránsito, y otros miles de amigos y familiares que quedan para llorar a sus seres queridos que no utilizaron debidamente los elementos para evitar daños o muerte en vehículos, que es lo que hay que hacer, que campaña se debe tomar.

En realidad, la mejor campaña para evitar estas desgracias se difunde a diario, en cada canal de televisión en cada radio o diario o cada vecino que nos cuenta las desgracias que ocurren todo el tiempo y que es ya un padecimiento del tipo endémico, nuestros sentidos están tan acostumbrados a escuchar estas noticias que ya dejaron de serlo, para convertirse en un número mas, para que cada fin de mes se lo sume y hacer con ellas una estadística de dolor, cual es la metodología a emplear, la desconocemos, pero hay algo que todos saben, la educación comienza en casa, no mirar al otro lado cuando alguien sale sin casco, o no se abrocha el cinturón porque va a dos cuadras, o el famoso yo corto por aquí total no hay canas, y resultó ser contramano, sabemos que es difícil modificar conductas que las practicamos por generaciones, pero hace falta quemarnos nosotros mismos con la misma leche que se quemó el vecino para tomar conciencia, o amar a nuestros hijos es dejar que libremente se suban a su flamante moto sin casco, seguramente el resultado será, porque nadie pone en duda el amor, que lloremos y nos culpemos de no haber practicado la otra porción del amor, que es la enseñanza, este fin de semana fue semana santa y para muchos solo fue y será de ahora en mas, días para nunca mas festejar, porque a la cruz que llevó Cristo, ya le conocieron el peso.    

 

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