Lugares a descubrir en La Cumbre: El Puesto de Pavón
Tierra de indígenas...
El puesto de Pavón, es un antiguo casco de estancia, y es el lugar ideal para travesías en 4 x 4 y actividades de Trekking, montañismo y observación de aves en este sector de Punilla.
Desde el centro de La Cumbre, hay que recorrer 2,5 km hasta Cruz Chica, luego de bordear los amplios jardines de El Paraíso, La Casa de Manuel Mujica Lainez, y la Capilla de la Santa Cruz, se cruza un arroyo, para comenzar al ascenso, por el Camino a las Antenas. Espaciosas fincas se presentan al viajero como oasis, entre la amarronada vegetación de altura. Después de superar varias tranqueras, el camino se interna entre suaves lomadas y pequeños valles, que permiten observar hacia el oeste, gran parte de Punilla y los espejos de agua de Capilla del Monte y Cruz del Eje.
Históricamente parte de este camino tiene su importancia, pues lo hizo construir el General Roca, en 1901, para desplazar sus tropas entre Ascochinga y Dolores, en las periódicas maniobras militares. Otro detalle son las inmensas extensiones hacia el este que pertenecieron principalmente a la familia Martínez de Hoz.
Más de dos horas de recorrido para acceder a este puesto que se encuentra prácticamente en los contrafuertes del cerro Uritorco. Árboles añosos, una vieja pero bien conservada construcción, es el casco principal de este paraje, donde suelen verse muy de cerca algunos cóndores.
Ya instalados, el lugar posee una mágica energía como el cerro cercano, que predispone al viajero a recorrer los innumerables senderos a más de 1800 m de altura o dejarse estar en las márgenes de los arroyos, de frías y cristalinas aguas.
Los más intrépidos seguramente llegarán a los abandonados socavones de antiguas minas o ascenderán por la tortuosa cresta este del cerro Macho, como le llamaban los Comechingones al Uritorco.
Con las primeras sombras, el aroma de un cordero a la parrilla inunda al aire, siempre fresco, siempre diáfano. Con un cielo tachonado de estrellas, sin luces que estorben la visión, el viajero dormirá en simples pero mullidas camas, soñando que ha encontrado su lugar ideal, un paraíso cercano, en esta Córdoba de los mil matices.
www.lacumbre.gov.ar
Históricamente parte de este camino tiene su importancia, pues lo hizo construir el General Roca, en 1901, para desplazar sus tropas entre Ascochinga y Dolores, en las periódicas maniobras militares. Otro detalle son las inmensas extensiones hacia el este que pertenecieron principalmente a la familia Martínez de Hoz.
Más de dos horas de recorrido para acceder a este puesto que se encuentra prácticamente en los contrafuertes del cerro Uritorco. Árboles añosos, una vieja pero bien conservada construcción, es el casco principal de este paraje, donde suelen verse muy de cerca algunos cóndores.
Ya instalados, el lugar posee una mágica energía como el cerro cercano, que predispone al viajero a recorrer los innumerables senderos a más de 1800 m de altura o dejarse estar en las márgenes de los arroyos, de frías y cristalinas aguas.
Los más intrépidos seguramente llegarán a los abandonados socavones de antiguas minas o ascenderán por la tortuosa cresta este del cerro Macho, como le llamaban los Comechingones al Uritorco.
Con las primeras sombras, el aroma de un cordero a la parrilla inunda al aire, siempre fresco, siempre diáfano. Con un cielo tachonado de estrellas, sin luces que estorben la visión, el viajero dormirá en simples pero mullidas camas, soñando que ha encontrado su lugar ideal, un paraíso cercano, en esta Córdoba de los mil matices.
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